(Séptima entrada versión final)
Los judiciales me levantaron bruscamente. Nos
dirigíamos fuera de la gubernatura, cuando al salir, pude observar que la gente
estaba abucheando al presidente. En represalia, ordenó disparar
contra la multitud. El pueblo estalló en una furiosa rebelión. Era tanta
la ira del pueblo para conseguir sus derechos, que no le importó la
violencia del ejército.
No pude hacer nada, pues
iba custodiada por los judiciales. Mientras nos dirigíamos hacia la patrulla,
observé cantidad de muertos y heridos que había a mi paso. Opuse resistencia
cuando trataron de subirme, pero fue inútil. Cuando íbamos camino a la parada
del tren, algo horrible sucedió. Mi papá se encontraba tirado en la banqueta,
lleno de sangre. Grité como loca, tratando de hacer que la patrulla se
detuviera. La bestialidad de aquellos hombres fue tanta, que me golpearon con
tal brutalidad que quedé inconsciente. No supe nada más.
Cuando desperté,
ya me encontraba en el vagón del tren junto con otras personas. Empecé a
llorar, pues sabía que mi padre estaba muerto. Tanto fue mi descontrol que me
puse a gritar con desesperación. Un joven me tapó la boca y
dijo: “cálmate, te asesinarán si no te callas". Esto me
provocó un miedo terrible, y traté de no llorar más. Después intente conciliar
el sueño, pues sabía que ya no había salida.
Pocas
horas después el tren se detuvo, y por mi mente pasaban varias preguntas:
¿Sería lo suficientemente fuerte para aguantar todo este tormento? ¿Qué será de
mi familia? ¿Qué vida me esperaría? El coraje me dominaba en aquellos
momentos.
Los
judiciales poco a poco nos empezaron a bajar. Aún recuerdo aquellas palabras
horrorosas:
“Serán
trasladados a un campo de concentración, el cual esta dividido en varias áreas. La primera área es de talleres, donde ustedes como prisioneros
realizaran trabajos y proyectos para empresas. La segunda área es un campo de
cuarentena para mantener a los prisioneros recién llegados aislados de los
demás. Por último la tercera área, donde hay varios edificios de piedra
destinados a servicios del campo (cocina, duchas y lavandería). Si intentan
escapar serán asesinados ¿Entendido?”.
Todos
nos encontrábamos en shock tras aquellas palabras, que parecían la muerte misma.
¿Y ahora qué pasaría? ¿En
qué acabaría esto?
Dios
solo quiero una esperanza,
un motivo para seguir viviendo...
Hay que tener mucho cuidado con las tildes: se ponen donde sí hacen falta; no se ponen donde no hacen falta. Veo mucha mejoría. ¡Felicidades!
ResponderEliminar