domingo, 2 de octubre de 2011

El inicio del sendero


Yo soy una joven de 17 años. Me llamo Elizabeth y en este momento son las 10:45 pm. No puedo concentrarme; mí mente divaga mucho. Esto se debe a la presión y al enorme mar de sentimientos encontrados por los que he pasado últimamente. Por ejemplo, la noticia de saber que pude entrar a la universidad, ya que no ha podido ser más espectacular, pero ahora me siento en deuda con mi Dios omnisciente, omnipotente  y providente, el cual nunca me falló. Puede que estas tres palabras jamás las hayan escuchado, pero suelen decirlo mucho en la iglesia y en conjunto hacen referencia a un ser que tiene la capacidad de saberlo todo, cuyo poder es infinito y que sobre todo es amor. Él y solo él hizo posible esto; bueno, al menos eso creo yo y eso me han inculcado.
Vengo de una familia cuya religión siempre remarca una importante ideología: entre tus manos está mi vida. Cómo se podrán dar cuenta, desde pequeña he crecido en un ambiente religioso, de ideas y pensamientos hacia Dios pero que sobre todo resaltan la importancia de tener fe. ¡Si! soy católica, y estoy orgullosa de decirlo.  Bueno, ya me desvié mucho de tema ya que hoy como todos los domingos me dispuse ir a misa muy temprano. Formo parte de un coro llamado Alma misionera. La verdad disfruto mucho estar ahí, y participar cantando junto con mis amigos qué al igual que yo tienen algo en común: Dios. Sin embargo, hoy no fue un buen día; desafortunadamente llegaron malas noticias. Me enteré de algo que hizo qué me estremeciera, y que logró causarme un gran descontrol. Todo bebido al horroroso gobierno que tenemos.
Todos mis amigos no dejaban de hablar de lo acontecido, ya que el gobierno anunció las nuevas leyes que serian puestas en marcha próximamente. Las leyes prohibirían la libertad de expresión, la libertad de elección, la libertad de culto; en fin la libertad en todo sentido
¿Acaso es justo esto? ¿Por qué nos pretenden quitar la libertad por la que tanto luchamos? De la nada se desvanece: como agua. Que triste es darse cuenta de qué somos nada contra el gobierno, pues la palabra poder está muy por encima de lo que pensamos y creemos. Aún no logró comprenderlo; es tan difícil asimilarlo. Es un mar de sentimientos. Por un lado, está el coraje hacia el gobierno, por otro la impotencia de no poder hacer nada. La verdad es horrible sentir esto. ¿Realmente que está pasando con nosotros?
 
Aún me encuentro en shock. Mí mente esta muy confundida. Sin duda esto sería un duro golpe ,pero no pierdo la fe y con una mirada hacia el altar eleve mí más profundo sentimiento y le pedí, le rogué, le supliqué a Dios que dichas leyes no fueran puestas en marcha.
Después de esto regrese a casa. Solo quería dormir, y ahogarme en un sueño muy profundo. 

version final

1 comentario:

  1. Hola compañera. Noto que te hacen falta algunos acentos y tal vez deberías reconsiderar el cambiar algunas comas por puntos, ya que en algunos momentos tus ideas se vuelven difíciles de comprender. =)

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